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Pesca furtiva, costosa amenaza

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El Amur, un río con más de 100 especies, está situado en el Oriente Lejano, en la frontera natural entre Rusia y China. Actualmente una grave amenaza se ciñe sobre sus aguas, pues estas son saqueadas por pescadores furtivos. El resguardo de sus preciado tesoro vivo cuesta mucho dinero y esfuerzo

El Amur, un río con más de 100 especies, está situado en el Oriente Lejano, en la frontera natural entre Rusia y China. Actualmente una grave amenaza se ciñe sobre sus aguas, pues estas son saqueadas por pescadores furtivos. El resguardo de sus preciado tesoro vivo  cuesta mucho dinero y esfuerzo a los guardafronteras y piscicultores.

Cerca de la ciudad de Jabárovsk, donde el Amur divide a Rusia de China, cada año centenas de toneladas de pescado y caviar se extraen de él furtivamente. El nivel máximo de la actividad ilegal coincide con el periodo de desove. Los guardias trabajan día y noche, pero es muy difícil controlar estos delito.

"En seis meses han registrado 70 casos de pesca ilegal de chinos, confiscado 85 kilómetros de redes y 7 kilómetros de aparejos de pesca. Calculamos el daño causado en unos 80 mil dólares", comentó el guradia fronterizo Igor Zakharov.

La zona limita con algunas de las regiones más pobres de China. Valery Konev, el capitán del barco patrulla, afirma que la gente que vive en ellas es intrépida, pues no tiene nada que perder: “Son muy agresivos. Nada ni nadie puede pararlos. Están dispuestos a correr el riesgo, porque si se salen con la suya, su pesca les proporcionará dinero para que ellos y sus familias vivan casi medio año”.

Hace poco fueron detenidos pescadores chinos, que al intertar escapar estropearon los barcos de los guardafronteras. Pero luego de ser  esposados, cambiaron de táctica e insistieron en que no tuvieron la intención de violar la ley. Los guardias afirman que los han visto antes por la zona.

Tras enfrentar el problema de la pesca furtiva en la zona, las autoridades de la región se dieron cuenta de que no basta sólo luchar contra ella sino paliar sus efectos. Así se optó por establecer dos fábricas de piscicultura, que tienen como objetivo conservar y repoblar de  esturiones y salmones el río.

Para 2013, se espera construir en la región cinco fábriocas de piscicultura más, que producirán unas 10 mil toneladas extras de esturión y salmón anualmente. Se espera que esta medida neutralice, en cierto modo, el daño que han causado los pescadores furtivos.

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