"Cuanto más dure el cierre, más difícil encuentro ofrecer garantías", precisó el alto funcionario en respuesta a las preguntas del senador Chuck Grassley.
Clapper informó a los congresistas de que cerca del 70% de la plantilla de los servicios de inteligencia, incluido el personal de la CIA, la Agencia de Seguridad Nacional y la Agencia de Inteligencia de la Defensa, ha quedado suspendida de empleo. El jefe de inteligencia admitió que hizo lo posible para mantener en sus puestos de trabajo a un número suficiente de empleados para hacer frente a eventuales amenazas, pero no descartó solicitar que más gente vuelva al trabajo si el cierre continúa.
El director de la Agencia de Seguridad Nacional, el general Keith Alexander, agregó que ha mantenido a los empleados ocupados en la lucha antiterrorista, pero el cierre ha producido "un impacto enorme sobre la moral". El número total de trabajadores en agencias como la suya, dijo, es información secreta.
La suspensión parcial de las funciones del Ejecutivo se ha producido a causa de un desacuerdo en el Congreso respecto al presupuesto del ejercicio 2013-2014. Es la culminación de una disputa centrada en la reforma del sistema sanitario impulsada por Barack Obama en 2010. Las consecuencias son el cierre de una parte de las instalaciones oficiales, museos y parques nacionales. El Gobierno se vio obligado también a mandar a casa a unos 800.000 funcionarios.
Según un cómputo independiente, la situación conlleva pérdidas significativas para la economía del país estimadas en unos 300 millones de dólares al día. A su vez, el presidente Barack Obama pronosticó en una alocución televisada desde la Casa Blanca que "cuanto más se prolongue el cierre del Gobierno, peores consecuencias tendrá para la economía de EE.UU.".