En materia de derechos humanos, la reputación de EE.UU. ha mermado drásticamente en los últimos años, pero Washington sigue considerándose un árbitro y reclamándose permanencia en cierto pedestal de valores morales, pese a una abundancia de infracciones muy seriasLas discusiones sobre el tema se intensificaron en septiembre pasado, después de que Obama dijera en una locución televisiva dirigida a la nación, que EE.UU. es un país excepcional y que en ese sentido, debe velar por los intereses del resto del mundo, en referencia a los planes de intervención militar en Siria.
Unos días más tarde, Obama reiteró la idea en su discurso ante la comunidad internacional en la 68ª Asamblea General de la ONU.
Numerosos políticos han expresado su opinión al respecto. Algunos rechazaron ese planteamiento, diciendo que ningún país tiene derechos excepcionales aunque cuente con sus propias peculiaridades. Otros señalaron que usar el término "excepcionalidad" en política es peligroso y recuerda a tiempos pasados e ideologías más bien siniestras.
"En materia de derechos humanos, la reputación de EE.UU. ha mermado drásticamente en los últimos años, pero Washington sigue considerándose un árbitro y reclamándose permanencia en cierto pedestal de valores morales, pese a una abundancia de infracciones muy serias", resaltó Lokshiná.
En este sentido la activista opina que la excepcionalidad de EE.UU. consiste en que se sigue aplicando la pena de muerte en el país norteamericano, hecho que calificó de "monstruosidad".
"Por lo demás, ¿de qué excepcionalidad se trata si hablamos de la prohibición absoluta y universal de las torturas y del trato cruel y vejatorio para la dignidad humana; si hablamos de la libertad de expresión, reunión, opinión, si hablamos sobre la no discriminación?", concluyó la activista.