El grupo actúa en interés de los sobrevivientes de la epidemia y las familias de los fallecidos. Desde finales de 2010 más de 650.000 haitianos resultaron contagiados con la enfermedad y de ellos más de 8.500 murieron. El Instituto imputa a la ONU no solo por la negligencia de llevar el cólera a Haití, donde había desaparecido hace unos siglos, sino también de encubrir su papel en la introducción de la epidemia y tergiversar los datos, lo que aumentó considerablemente el número de contagiados. La denuncia requiere a la ONU que indemnice a las víctimas, aunque no especifica el montante, y que mejore la infraestructura del agua y saneamiento en el país, un proyecto cuyo coste estimado es de nos 2.400 millones de dólares.
Cabe recordar que la ONU siempre ha negado su responsabilidad en la epidemia. Ello a pesar de que los expertos, incluida una comisión independiente contratada por la propia ONU, están de acuerdo en que son probablemente las fuerzas de la paz de la organización que fueron a prestar ayuda después del terremoto de 2010 quienes introdujeron el bacilo mortal en el país.
Concretamente, los estudios científicos relacionan el peor brote de cólera en la historia moderna con un grupo de soldados pacificadores que llegaron de Nepal y se instalaron en la base de Mirebalais en octubre de 2010. Las pruebas demostraron que la cepa de la cólera que circula en Haití es genéticamente parecida a la de Nepal. Supuestamente, a causa de no mantener los soldados unas debidas condiciones sanitarias en su base, la enfermedad primero se difundió por Haití y de allí llegó también a la República Dominicana, Cuba y Venezuela.
Las Naciones Unidas, por su parte, han invertido unos 118 millones de dólares hasta la fecha en combatir el cólera en Haití y adelantan que tienen planeado invertir más, dependiendo de los niveles de donaciones internacionales. Sin embargo, en ningún momento la Organización acordó responder a las demandas individuales de las víctimas. El secretario general Ban Ki-moon envió a inicios de 2013 al presidente de Haití, Michel Martelly, la notificación de la negativa a pagar, refiriéndose a la Convención de la ONU de 1946 que establece inmunidad ante este tipo de demandas.