"No hay ninguna duda de ello. Los rumores, los informes sobre cooperación, los encuentros secretos [entre Israel y Arabia Saudita] empezaron a surgir antes de la Segunda Guerra del Líbano, en 2006, cuando quedó claro que Irán se convertía en un jugador fuerte e importante aquí, no solo en nuestra región, sino también en el Golfo", comentó a RT Eyal Zisser, decano de la Facultad de ciencias humanitarias de la Universidad de Tel Aviv.
No obstante, la cooperación entre Israel y Arabia Saudita puede verse obstaculizada por el apoyo del país árabe a los palestinos en Gaza y Cisjordania. Hace poco Arabia Saudita concedió 10 millones de dólares suplementarios a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en ingles), que fue precedida por una donación de 200 millones para proyectos de infraestructura palestina con vistas a "prevenir la judaización", aclara el experto.
"Resulta que, por un lado, se les puede ver cooperando con Israel cuando se trata de Irán, pero, por otro lado, tienen estrechos contactos con [la organización palestina] Hamás. Por un lado, emprenden la Iniciativa Árabe de Paz, por otra parte apoyan indirectamente a Al-Qaeda", explica Eyal Zisser.
A pesar de todas estas diferencias, Israel y Arabia Saudita comparten los puntos de vista en los problemas más acuciantes de la region, ya que ambos paises abogan por el cambio de poder en Siria y considerán a Irán como su principal enemigo geopolítico en la región. Además ambos expresan su apoyo al Gobierno militar de Egipto tras el derrocamiento del presidente Muhammed Morsi, partidario de los Hermanos Musulmanes.
El periodista investigador Robert Parry cree que, a pesar de que históricamente ambos países han sido conocidos como aliados de EE.UU. en Oriente Medio, su alianza puede obstaculizar a EE.UU. a ejercer su influencia en la región.
"EE.UU. podría encontrarlo problemático, ya que tanto Arabia Saudita como Israel son sus aliados, y si los dos van a colaborar de manera más formal en algunos de estos temas como Siria, Irán o Egipto, esto podría poner a EE.UU. en una posición donde no pueda ejercer su voluntad con toda la libertad con la que lo ha hecho en el pasado", explica Parry a RT, subrayando que la contribución de las tecnologías políticas de Israel y el lobby judío en Washington, junto con el dinero saudí, pueden dar resultados "significativos".