¿Cuánto le costarán a EE.UU. los 16 días sin presupuesto y el desacuerdo político?

Al término del día décimo sexto, el cierre parcial del Gobierno en Estados Unidos ha costado al país unos 3.600 millones de dólares, según un cómputo oficial. Pero el golpe que ha asestado a la economía aún está por calcular.
El daño a largo plazo causado por la crisis presupuestaria y administrativa podría alterar los índices del crecimiento económico y provocar una profunda recesión. Una vez confirmado, el pronóstico ofrecido anteriormente por la agencia Moody’s Analytics decuplicaría esas cifras oficiales.
 
Según calculó la agencia de investigación financiera, el costo para la economía de tres o cuatro semanas de cierre llegaría a 55.000 millones de dólares. Sería comparable con los daños causados por el huracán Katrina o la tormenta Sandy.
 
Durante el cierre anterior, que coincidió con la presidencia de Bill Clinton, los 26 días de la paralización del Ejecutivo costaron al país 2.100 millones de dólares en dinero actual, conforme a los cálculos de la Oficina de Presupuesto y Administración de EE.UU. En proporción aplicada al respectivo número de jornadas 'perdidas' en este mes de octubre, eso se traduciría en 1.292 millones de dólares. Es decir, numéricamente, el cierre actual resultó mucho más desastroso que el de finales de 1995 y comienzos de 1996.
 
Pero si los republicanos cedieron en algún momento sus posturas en las negociaciones sobre el presupuesto para el año fiscal 2013–2014, cree el analista político Lajos Szaszdi, fue por temor a las posibles pérdidas en las elecciones complementarias de noviembre próximo.
 
La búsqueda de un compromiso en el Senado ha sido "como una especie de tire y jala", dice el experto. Pero no era exactamente un negocio de dos partidos, sino "una competencia entre los republicanos de la Cámara baja liderados por los miembros del 'Tea Party' y el resto, el Senado, incluyendo no solamente a los demócratas, sino también a los miembros moderados del Partido Republicano".
 
Con el compromiso recién aprobado por el Senado, las partes logran posponer el problema que sigue pendiente, agrega Szaszdi. Ahora se van a discutir nuevas áreas a ser consagradas por los demócratas, como recortes de los gastos en los cupones alimenticios, y también un profundo recorte del presupuesto en Defensa, muy doloroso para los republicanos.