"La economía de EE. UU. esquivó una bala, pero los efectos serán cortos", comenta Paul Edelstein, de la agencia económica IHS Global Insights. La entidad bajó sus pronósticos para el crecimiento financiero del país en el cuarto trimestre de 2013 del 2,2% anual hasta el 1,6%.
Son muchos los economistas que dicen que lo único que se logró con el pacto fue patear el balón unos metros más adelante. Según el acuerdo conseguido, los fondos para financiar el Gobierno se acabarán en menos de tres meses (el 15 de enero) y al nuevo techo de la deuda se llegará el próximo 7 de febrero. Es decir, en menos de 90 días el drama podría volver a empezar.
"Si los demócratas y republicanos no acaban finalmente con sus divergencias, la crisis económica global que empezó en 2008 nos parecerá una prosperidad financiera", opina el periodista Vladímir Babkin, según recoge el diario ruso 'Vzgliad'. Recuerda que entonces todo empezó al declararse en bancarrota el banco Lehman Brothers, que no pudo cubrir su deuda por un total de unos 500.000 millones de dólares. "En caso de que el Gobierno de EE.UU. se declarase en bancarrota, el impago será, al menos, de 12 billones de dólares. Esto quiere decir que un golpe contra la economía mundial será 23 veces mayor que en 2008", insiste.
Según Babkin, el hecho de que los tenedores de la deuda estadounidense pierdan su dinero (en primer lugar, China y Japón, que son sus mayores poseedores) será solo parte de un problema mucho más grave. "Si el mayor prestatario del mundo no puede pagar su deuda, fallará todo el sistema internacional de préstamos basado en los bonos del Tesoro de EE.UU., que hasta la fecha son considerados el instrumento financiero más fiable", explica. En el mercado habrá mucho menos dinero y será más caro tenerlo prestado. En otras palabras, en todo el mundo se reducirán las inversiones, que conducirá a una caída drástica de la producción, es decir, a la recesión, concluye el periodista.