Las puertas previenen que un terrorista o cualquier otra persona pueda entrar en el puesto de mando de armas nucleares y acceder a los códigos secretos de lanzamiento.
Los oficiales, que dejaron las puertas abiertas mientras dormían, recibieron una condena administrativa, detalla AP. Este tipo de información muy raramente se hace pública. Además, según las fuentes de AP, se dan casos parecidos pero no salen a la luz.
En los últimos meses la cúpula nuclear de EE.UU. ha vivido ajustes sin precedentes el último de los cuales fue la expulsión por "pérdida de confianza" del mayor general Michael Carey, que estaba a cargo de los misiles balísticos intercontinentales.