Las elecciones de este domingo son las sextas en la historia de Georgia. Para esta convocatoria se ha registrado un número record de candidatos, 23, la mayoría de ellos desconocidos para los georgianos y claramente 'spoilers' (de voto no útil) que trabajan para el presidente saliente con el fin de obtener votos para los tres favoritos. Giorgi Margvelashvili, candidato del partido gobernante Sueño Georgiano del primer ministro, Bidzina Ivanishvili; David Bakradze, candidato del partido del actual presidente Mijaíl Saakashvili, y Ninó Buryanadze del partido opositor Georgia Unida.
Margvelashvili, quien representa la coalición gubernamental, aboga por la defensa de los derechos políticos, económicos, culturales y sociales de los georgianos. En cuanto a la política exterior del país apuesta por la integración de Georgia en la OTAN y la Unión Europea, y por la restauración de las relaciones de confianza con Rusia.
En su victoria en las elecciones también cree Ninó Buryanadze, una política con experiencia que participó en la Revolucion de las Rosas de 2003, pero en 2008 abandonó el Gobierno de Saakashvili convirtiéndose en una de las más destacadas líderes de la oposición georgiana y formando su partido Georgia Unida. Buryanadze aboga por la recuperación inmediata con Rusia y el acercamiento a Occidente. Uno de los puntos de su agenda electoral es investigar "los crímenes de guerra" de Saakashvili y convocar elecciones parlamentarias anticipadas.
El tercer favorito, David Bakradze, no planea restaurar el diálogo con Rusia y declara su intención de hacer todo lo posible para que Georgia llegue a ser miembro de la OTAN y de la Unión Europea. El hecho de que represente el partido de Saakashvili le puede afectar negativamente, ya que la popularidad del presidente saliente está cayendo.
"Después de estas elecciones tendremos una nueva correlación de fuerzas políticas en el país. Tendremos un nuevo presidente, con poderes mucho más limitados que el actual. Tendremos un nuevo orden constitucional ", opina el sociólogo y profesor de la Universidad Estatal de Tbilisi Iago Kachkachishvili.
Las espinas de las rosas de Saakashvili
Mijaíl Saakashvili llegó al poder en enero de 2004 después de que el anterior presidente, Eduard Shevardnadze, fuera desplazado del poder durante la Revolución de las Rosas en noviembre de 2003.
La presidencia de Saakashvili ha estado marcada por una retórica proestadounidense y un drástico enfriamiento en las relaciones con Rusia.
Las relaciones diplomáticas entre Tbilisi y Moscú se deterioraron después de la agresión georgiana en Osetia del Sur en 2008. La noche del 8 de agosto de 2008 las tropas georgianas atacaron la república georgiana de Osetia del Sur, dejando en ruinas una parte de su capital, Tsjinvali. En su intento por defender a los habitantes de la república, Rusia envió sus unidades a Osetia del Sur y, tras varios días de combate, expulsó a las tropas georgianas de la república. El 26 de agosto de 2008 Rusia reconoció la independencia de Osetia del Sur y de Abjasia, otra exrepública georgiana.
Durante los últimos años, Mijaíl Saakashvili ha perdido popularidad no solo por su política exterior, sino por los sonoros escándalos relacionados con la censura en los medios de comunicación, las violentas represiones de los manifestantes, el maltrato a prisioneros y el gasto de fondos gubernamentales.
Con la llegada al poder el año pasado del nuevo primer ministro, Bidzina Ivanishvili, los poderes y la financiación de Saakashvili se han visto reducidos.