La crisis hizo que el precio internacional del oro se disparara, ya que los inversores se apresuraron a poner su dinero en este valor, considerado el último refugio financiero seguro. En respuesta, miles de peruanos inundaron la región de Madre de Dios (cerca de la frontera con Bolivia) en busca de oro, dragando los cauces de los ríos y excavando grandes socavones en la selva de manera ilegal.
La 'fiebre del oro' supera los efectos combinados de todas las otras causas de la pérdida de bosques en la región, incluyendo la tala, la ganadería y la agriculturaMientras que muchos de ellos son agricultores pobres o trabajadores que simplemente buscan ganarse la vida, algunos se han enriquecido con esta minería ilegal y ahora emplean a cientos de mineros locales. Algunos usan excavadoras, barcos de dragado e incluso aviones ligeros equipados con sensores Lidar, una nueva tecnología láser que puede crear modelos 3D de la Amazonía.
Según el estudio, llevado a cabo en colaboración con el Ministerio del Ambiente de Perú, la devastación en la Amazonía peruana es mucho mayor de lo que se creía. "Nuestros resultados revelan un daño mucho mayor en la selva de lo que hasta ahora habían informado el Gobierno peruano, las ONG u otros investigadores" explicó Greg Asner, director del estudio.
"La 'fiebre del oro' supera los efectos combinados de todas las otras causas de la pérdida de bosques en la región, incluyendo la tala, la ganadería y la agricultura. Esto es muy importante porque estamos hablando de un punto fundamental de la biodiversidad. La increíble flora y fauna de la región se está perdiendo con el oro para siempre", aseveró el científico
Aunque la investigación de Carnegie detalla solamente la cantidad de deforestación causada directamente por la minería, se cree que el impacto en el Amazonas y en su gente es mucho mayor. Esto se debe en gran parte a la enorme cantidad de mercurio utilizado para extraer el oro, que ahora impregna la capa freática y se acumula en los peces, alimento básico de las poblaciones indígenas de la selva. La población local, incluidos los niños, presenta ya niveles "poco saludables" de este metal en la sangre.