Al más puro estilo de las películas de espionaje, el StarChase es un cañón de aire instalado en la parte delantera de la patrulla, encargada de disparar unas balas con un pequeño dispositivo GPS que se adhiere a los vehículos perseguidos y comienza a transmitir sus coordenadas.
Según la información, con esta referencia a su favor, la Policía puede pasar a un modo pasivo de persecución, reduciendo al mismo tiempo la posibilidad de un accidente.
El StarChase ya se está probando en cuatro estados: Iowa, Florida, Arizona y Colorado. Además, la compañía productora de este sistema pretende introducirlo también en Reino Unido.
No obstante, el precio sería uno de los inconvenientes de este novedoso dispositivo, ya que el cañón cuesta 5.000 dólares, mientras que cada bala GPS tiene un valor estimado de 500 dólares, pero si se compara con el coste de los accidentes fruto de las persecuciones, este punto no es tan relevante, destaca la BBC.