Benedicto XVI visitó el Sudario de Turín
El domingo, el papa Benedicto XVI veneró a uno de los más misteriosos y debatibles símbolos de la Cristiandad, la Sábana Santa de Turín, el lienzo con el que muchos creen que envolvieron el cuerpo de Cristo después de la crucifixión.
El Sumo Pontífice llegó a Turín, la capital de la región italiana de Piamonte, donde se presentó ante una multitud y ofició una misa en la plaza de San Carlo. De ahí fue a la catedral de Turín, donde se guarda la mortaja, expuesta al público por primera vez en los últimos diez años (hasta el 23 de mayo).
El Papa, quien tradicionalmente es guardián del Santo Sudario, rezó frente a la reliquia a la que describió como “icono pintado con sangre”. Aunque Benedicto XVI nunca se declaró ni a favor ni en contra de la autenticidad del sudario, autorizó la actual exposición.
La autenticidad de la tela de lino, de 4,39 x 1,15 metros, se ha debatido durante muchos años. Unos afirman que es el mismísimo sudario que cubrió a Jesús de Nazaret en el sepulcro, pieza en la que durante su resurrección la efigie del Salvador quedó grabada en negativo en sus fibras; otros argumentan que el sudario es un fraude o falsificación de la época medieval.
La máxima discusión se originó en 1988 tras la datación del tejido con el método del carbono 14, datación que apuntaba a un origen medieval del paño. Para algunos, esta fecha ha zanjado para siempre el asunto demostrando que el sudario es una falsificación del siglo XIV. Por otra parte, los detractores del C-14 argumentan que la datación por este sistema es errónea puesto que la tela está muy contaminada y no sabemos hasta qué punto la formación de la imagen, o los tres incendios por los que pasó el lino, pudieron afectar a su composición química.