En apenas seis meses, en Venezuela se han registrado graves fallas eléctricas, desabastecimiento de alimentos y una inflación desbordada que ha afectado la vida de los venezolanos. Según el Gobierno del país, se trata de un plan orquestado por la derecha nacional e internacional para desestabilizar su gestión. Más concretamente, es el partido opositor Primero Justicia, vinculado desde sus inicios al ala más extremista del partido republicano estadounidense, quien lleva adelante este denominado 'golpe suave' para hacerse con el control de las mayores reservas petrolíferas del mundo.
Para lograr la ingobernabilidad y derrocar a un presidente a través de métodos no violentos, el filósofo estadounidense Gene Sharp ideó el 'manual del golpe suave', que, entre otras cosas, plantea la aplicación de operaciones psicológicas y boicots económicos. Propone tres etapas: la protesta, la no cooperación y la intervención. "La doctrina Obama de intervención indirecta, de golpe suave, es tan dura como la guerra preventiva que nos enseñó Bush luego del ataque a las Torres Gemelas", insiste Menry Fernández, coronel y coordinador de estudios de posgrado de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela.
"Acabamos de ver un paro profesoral y universitario cuando ya había sido aprobado un aumento, un paro sin ninguna justificación. Estamos viendo amenazas de paralización de los servicios de salud y educativos, cuando acaban de ser anunciados aumentos para los trabajadores de esos sectores. (...) Pero ahora esa vocería se retira del escenario y se hace aparecer ante el país como consecuencia de una crisis generalizada de gobernabilidad, palabra esencial para entender la estrategia de la oposición", sostiene, por su parte, el periodista investigador venezolano William Castillo.
La dirigencia opositora, por su parte, dice que sin tener que esperar mucho tiempo ni tomar los caminos violentos del pasado, podrán salir de la revolución bolivariana. "La agenda no está totalmente definida, creo que van a seguir los caminos constitucionales, como dicen, caminos no violentos, pero todavía no los tienen claros", opina el analista argentino Pablo Andrés Gambandé.