Compañías como Monsanto o Pepsi han invertido hasta 22 millones de dólares con el objetivo de que se rechazara la propuesta en el estado de Washington. Los partidarios de la iniciativa recaudaron entre 6 y 8 millones. Este gasto tan elevado podría haber dado sus frutos.
Según las encuestas, en septiembre la iniciativa recibía el 66% de apoyo de la población del estado. Pero en octubre, tras las costosas campañas publicitarias financiadas por las multinacionales, solo el 46% estaba a favor del 'sí'.
Edgar Franks, de la formación cívica De Comunidad a Comunidad, afirma que estas empresas no solamente influyen en las personas, sino también en las autoridades que deberían proteger el interés de los ciudadanos. "Muchas de las personas que están encargadas en nuestro sistema de alimentación son gente que depende directamente del dinero de estas corporaciones multinacionales como Monsanto, como Pepsi, como McDonalds. Y sabemos que ellos tienen mucha influencia", comentó el activista.
Según Franks, "el sistema que tenemos aquí en EE.UU. es si tienes el dinero, puedes comprar la influencia. Las autoridades y la gente que está ahí para protegernos y proteger nuestro sistema de alimentación no piensan en el interés de los consumidores y de la gente que está comprando estos productos. Ellos están tomando el lado de las corporaciones y de las compañías que están poniendo químicos a los productos que deben ser orgánicos".