"En Alepo solo hay hambre e islam"

Tras la fragmentación de la oposición armada en Siria, los vecinos de la ciudad de Alepo, en el norte del país, se han convertido en rehenes de los intentos de los extremistas por imponer el islam radical en los territorios que controlan.
"Ya nadie está luchando contra el régimen, los rebeldes están combatiendo entre sí. Para muchos de ellos la prioridad no es deponer al Gobierno de Bashar al Assad, sino imponer la 'sharía'", cuenta la periodista de 'The Guardian' Francesca Borri. 
  
Desde el inicio de la resistencia islamista, varias partes de Siria han sido inaccesibles para los periodistas, y al menos 30 profesionales de los medios han desaparecido.
Hoy mi velo es mi casco y mi hiyab es mi chaleco antibalas. Porque la única manera de pasar desapercibida en Alepo es parecer una siria  
"Hoy mi velo es mi casco y mi hiyab es mi chaleco antibalas. Porque la única manera de pasar desapercibida en Alepo es parecer una siria", dijo Borri.

Mencionó que el pasado julio un adolescente de 15 años fue ejecutado por nombrar en vano al profeta Mahoma.

Por las calles de la ciudad que hace más de dos años acogió manifestaciones para pedir libertades al Gobierno de Bashar al Assad andan niños descalzos, llagados por la leishmaniasis, que piden pan en las mezquitas junto a sus madres cubiertas de negro.

Prefieren ir por los callejones, para evitar el impacto de los obuses. Hombres barbudos llevan cinturones con explosivos.

"En Alepo solo hay hambre e islam", añadió la periodista.

Parte de la ciudad la controla uno de los grupos más radicales de la insurgencia, que tiene como objetivo crear un emirato teocrático en el norte de Siria. Posteriormente ese estado debería formar parte de un califato regional. 

La población está atemorizada por la aplicación de la pena capital. A su vez, los insurgentes no perciben como tales a otros grupos rebeldes presentes en Siria. 

Consideran delincuentes e infieles a los militantes del Ejército Libre Sirio. Ponen el mismo sello a todos los que no comparten sus convicciones y no luchan a su lado.

El mes pasado estuvo marcado, en las zonas que controlan los insurgentes, por una rígida campaña contra aquellos que no piensan como ellos, dice el analista del sitio informativo 'Novosti Kryma' Borís Tatorin. 

Los mercenarios, ninguno de los cuales era oriundo de Siria, mataron en la plaza central de Alepo mayoritariamente a intelectuales locales.