Así lo señalaron los jefes de ambas oficinas, Víktor Ivanov y Gil Kerlikowske, respectivamente, tras una reunión que mantuvieron en Florida en el marco de un grupo de trabajo bilateral.
Las partes discutieron asuntos como la lucha contra el narcotráfico a nivel global, la reducción de la demanda de drogas, el combate contra el blanqueo de dinero y la política de Rusia y EE.UU. contra la propagación ilegal de sustancias estupefacientes. Además, prestaron mucha atención a los métodos más modernos del tratamiento de la adicción y a su prevención.
Pero Afganistán fue el tema que centró el diálogo. "Intentamos colaborar con los afganos y trabajar con su Gobierno para que no cultiven adormidera y opio", afirmó el director de la Oficina Nacional de Política de Control de Drogas de EE.UU. "Deben tener una fuente de ingresos legítima, deben cultivar otras plantas y hacer otras cosas", aseguró Kerlikowske.
"No se trata solamente de erradicar el cultivo de adormidera y el opio, sino que también intentemos ofrecer a la gente un mecanismo alternativo para vivir y para dar de comer a sus familias –agregó–. La tarea es asegurarse que la gente tenga recursos y sepa que hay otras maneras de vivir aparte de involucrarse en el narcotráfico".
La introducción de las tropas extranjeras en Afganistán generó unos problemas que son tres veces más graves que el propio extremismo para el que se destinó esa misión
Mientras tanto, los efectos de más de una década de presencia estadounidense en suelo afgano contrastan con esta finalidad.
"La producción de drogas en Afganistán ha alcanzado ya un nivel industrial", admitió el director del Servicio Federal ruso para Control de la Circulación de Drogas. "Tiene tantas dimensiones que solo de un 25 a un 30% de la cosecha anual se vende. El 70% restante se guarda en los almacenes, que están ubicados en las zonas montañosas de difícil acceso".
"Cada vez está siendo más evidente que la aplicación del remedio, me refiero a la introducción de las tropas extranjeras en Afganistán, generó unos problemas que son tres veces más graves para la humanidad que el propio extremismo para el que se destinó esa misión", adelantó Ivanov. "Además, la violencia en Afganistán aumentó no decenas, sino cientos de veces".
No obstante, los dos servicios especiales compartieron sus experiencias en desmantelamiento de los laboratorios de la droga en territorio afgano. En particular, la parte rusa reportó haber eliminado la semana pasada dos instalaciones de este tipo en el norte del país asiático. Según informó Ivanov, los agentes rusos se incautaron de unas 4,7 toneladas de opiáceos.