El complejo de acero y cristal, que está creciendo rápidamente, cuenta con cuatro estructuras que parecen unas garras que se extienden por ambos lados de la grandiosa entrada de 32 metros de altura. Se prevé que el edificio acoja a más de 4.000 trabajadores de la OTAN de los 28 Estados miembros a partir del año 2016.
Aunque la sede actual de la OTAN se construyó en 1967 y, según creen las autoridades, ya ha superado su periodo de vida útil, los críticos cuestionan si ahora realmente es el momento oportuno para la construcción del nuevo edificio de lujo, teniendo en cuenta la profunda crisis económica que atraviesan muchos países europeos.
"Cuando los presupuestos de defensa se están reduciendo y cuando los Gobiernos están bajo mucha presión de los contribuyentes, [el proyecto] se ve terriblemente extravagante", indicó, citado por Reuters, Daniel Keohane, jefe de asuntos estratégicos en la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE) en Bruselas.
Según Keohane, el momento para la construcción del complejo de ocho pisos, en el que se empleará una cantidad de vidrio suficiente para cubrir 10 campos de fútbol, es "desafortunado".
Sin embargo, representantes de la OTAN defienden el proyecto de 1.000 millones de dólares. Matthew Klimow, subasistente del secretario general del organismo, dijo que la nueva sede está "lejos de ser extravagante". "Es un edificio funcional que nos permitirá decir al mundo que la OTAN está preparada para los desafíos del siglo XXI", declaró Klimow a Reuters durante una gira promocional del nuevo complejo. El funcionario también señaló que la actual sede, que pronto será abandonada, fue diseñada 1967 para servir solo una década.
Los miembros de la alianza se han visto obligados a compartir los gastos del nuevo complejo en un momento en el que muchos de ellos se han visto forzados de reducir sus capacidades militares claves debido a la contracción del presupuesto y las medidas de austeridad. Del total, EE.UU. aporta más de una quinta parte, pese a la situación de incertidumbre fiscal que reina en el país debido a las discrepancias en cuanto a su presupuesto.
Italia y España figuran entre los países que más fondos destinan a la OTAN pese a la crisis económica que los azota. Los países financieramente inestables se encuentran entre los que más financian a la alianza. El analista Alberto Montero Soler cree que muchos países europeos se olvidan de su gasto público interno, y dilapidan el dinero en programas militares.