Sin embargo, la finalización de los programas de desarrollo de esta clase de armamento -que podría jugar un papel decisivo en el progreso de una guerra- todavía está bastante lejos a día de hoy.
El Pentágono ha mostrado a su 'joya de la corona': un bombardero con capacidad de ataque de largo alcance (LRS-B), que fue diseñado bajo extremas medidas de seguridad. Se supone que el LRS-B debe reemplazar al famoso B-52 o B-1 o, tal vez, a una de sus combinaciones. Esta aeronave -proyectada para un ataque penetrante y capaz de portar armas nucleares- está destinada a liderar cualquier campaña de bombardeos, entrar al espacio aéreo enemigo sin ser detectada y lanzar bombas sobre los blancos mejor defendidos. Los demás detalles acerca de este proyecto militar siguen estando clasificados.
Otro ejemplar presentado, el caza polivalente furtivo F-35 -que actualmente está en fase de desarrollo-, tendría que ser la columna vertebral de la Fuerza Aérea de EE.UU. (USAF, por sus siglas en inglés). Para el 2030 este avión llevaría más de una década en servicio, con la continua fabricación de versiones modernizadas. Las pruebas actuales de este avión sigiloso muestran que puede llevar a cabo las operaciones que no están al alcance de sus predecesores y exponen cómo la USAF está cambiando su táctica de combate.
Sin embargo, el F-35 no es tan sigiloso: no sería capaz de entrar en el espacio aéreo enemigo pasando desapercibido como el LRS-B, por lo que su desarrollo se enfoca en cómo hacerlo más eficaz desde distancias más lejanas. Su radar está diseñado para compartir información detallada acerca de los blancos mediante una línea de trasmisión de datos con otras aeronaves. De esta manera el F-35 puede mantenerse lejos del peligro, mientras que otro avión se acerca y dispara un misil sin ser detectado inmediatamente.
En lo que respecta a los misiles, la USAF tiene previsto hacer estas armas "más inteligentes" y capaces de realizar tareas nuevas, no solo impactar en los objetivos. Los militares estadounidenses piensan en disminuir los riesgos durante el combate para las tropas y la maquinaria valiosa y dejar el trabajo sucio a los misiles, los cuales podrían cargarse de combustible y electrónica y, de esta manera, las antiguas bombas se convertirían en aviones en miniatura. Algunos misiles, como el nuevo MALD-J, tienen unos pequeños emisores de interferencias de radar y pueden ser lanzados a una distancia de casi 600 kilómetros del objetivo.
Las futuras versiones de aparatos aéreos podrían tener equipos de vigilancia electrónica, enviar datos o incluso contar con medios para infectar con un virus las redes informáticas. Además, se están diseñando armas semejantes al IAI Harop israelí, un vehículo aéreo no tripulado de combate (UCAV, por sus siglas en inglés) que puede mantenerse en el aire durante bastante tiempo, en espera de que se den las condiciones óptimas para el ataque.
Otras prometedoras vías de desarrollo de la USAF son el diseño de armas para ataques de alta velocidad, misiles de ataque terrestre hipersónicos, capaces de recorres miles de kilómetros de distancia e imposibles de detectar. Sin embargo, todavía son simplemente retos que el Ejército de EE.UU. tendrá que enfrentar.