"Los problemas que generalmente suelen suscitar las catástrofes aéreas aparecen [al momento] del despegue y en el aterrizaje. Quizá debido a que la aeronave haya tenido un mal mantenimiento o porque los protocolos de la pista de aterrizaje no se hayan ejecutado correctamente. Por los reiterados intentos [de los pilotos], como que la pista no estaba apta para poder aterrizar", considera el bloguero José Luis Camacho.
El Boeing 737-500 de la compañía rusa Tatarstan, que cubría la ruta Moscú-Kazán con 44 pasajeros y 6 miembros de la tripulación a bordo, se precipitó contra la pista del aeropuerto al intentar retomar el vuelo tras un primer y fallido intento de aterrizaje, dejando un saldo de 50 muertos, confirmó el Ministerio de Emergencias de Rusia.
Entre las víctimas se encuentran el hijo mayor del presidente de la república rusa de Tatarstán, Rustam Minnikhanov, y el jefe del servicio de seguridad de esa región.
Las autoridades locales ordenaron formar urgentemente una comisión para investigar las causas de esta catástrofe aérea.
Mientras tanto, una pasajera que había viajado horas antes en ese mismo aparato desde Kazán a Moscú, aseguró que los viajeros se asustaron mucho, debido a las fuertes vibraciones del avión durante la maniobra de aterrizaje en la capital rusa.
"Antes del aterrizaje la nave empezó a vibrar de una forma bastante fuerte y pensé que sería por las malas condiciones del clima. Sin embargo, al bajar del avión resultó que en Moscú hacía buen tiempo. La aeronave tembló mucho, incluso algunos movimientos la llevaban de un lugar a otro, aterrizamos en el primer intento pero fue bastante incómodo. Tuvimos la sensación de que el avión se saldría de la pista", relató Lenara Kashafutdínova.