"Cinco siglos es demasiado tiempo. El tiempo para actuar es ahora", defendió este martes el comisionado residente de Puerto Rico en Washington, Pedro Pierluisi.
La manifestación organizada frente al Capitolio de EE.UU. exigía "el fin del estatus político antidemocrático y territorial" puertorriqueño.
Puerto Rico es un Estado Libre Asociado a EE.UU., un régimen que le somete a las leyes federales y le confiere cierta autonomía para gestionar sus asuntos internos, al tiempo que le niega algunos derechos de los que sí gozan los 50 estados restantes. Una de las mayores diferencias yace en que los puertorriqueños que viven en la isla no pueden votar en la elección del presidente de EE.UU.
En su discurso, Pierluisi dijo que si republicanos y demócratas quieren mantenerse fieles a la defensa de "los principios de la democracia y la autodeterminación alrededor del mundo" deben "respetar a sus propios ciudadanos" y promulgar leyes que permitan a Puerto Rico tener un estatus "democrático y digno".
Los puertorriqueños se pronunciaron en noviembre de 2012 sobre el estatus político de la isla en una consulta que coincidió con las elecciones a gobernador. En esas elecciones se impuso el actual jefe del Ejecutivo, Alejandro García Padilla, presidente del Partido Popular Democrático (PPD), que aboga por perpetuar el actual estatus de Estado Libre Asociado a EE.UU.
En aquella ocasión el 53,9% de los puertorriqueños votó por un cambio de estatus y ante la sugerencia de que se eligiera una alternativa entre tres opciones, el 61,1% votó por la anexión a EE.UU., el 33,3% por el Estado Libre Asociado Soberano -entendido como una relación entre iguales- y el 5,5% por la independencia.
Pierluisi presentó hace unos meses un proyecto de ley para que el Congreso estadounidense admita a Puerto Rico como nuevo estado y en él se propone que Washington organice una consulta oficial en la que se decida el futuro de la isla, algo que no ha ocurrido desde que EE.UU. la ocupó hace 115 años.