"No nos dieron ningún tipo de seguro de riesgos para la salud, ni medidores de radiación. Incluso nos trataron como si no fuésemos nada, como personas desechables", relató el joven, quien pidió mantener su nombre en secreto. "Nos prometieron muchas cosas y luego nos echaron después de recibir una gran dosis de radiación", agregó.
Incluso nos trataron como si no fuésemos nada, como personas desechables
El extrabajador de la planta nuclear explicó que cuando se enteró de la oferta de trabajo en Fukushima estaba desempleado, y no dudó en tomarla. Ahora está pensando en demandar a la empresa que lo contrató.
Mientras que algunos trabajadores voluntariamente accedieron a formar parte en los trabajos del proyecto de limpieza nuclear, muchos otros simplemente no tenían otra opción.
El periodista de investigación Tomohiko Suzuki, que se infiltró en Fukushima filmando con una cámara oculta en su reloj, dice que muchos de los trabajadores fueron llevados a la planta nuclear por organizaciones del crimen organizado en Japón, por la Yakuza.
"En Japón, muy a menudo, cuando un proyecto de construcción determinado requiere una fuerza de trabajo inmediata, en grandes cantidades, los jefes hacen una llamada telefónica a la Yakuza. Este fue el caso de Fukushima. El Gobierno instó a Tepco a tomar medidas urgentes, la empresa encargada de la planta se lo transmitió a sus subcontratistas y ellos llamaron a la Yakuza en busca de ayuda, debido a la escasez de mano de obra disponible", dijo Suzuki a RT.
El desastre nuclear en la planta japonesa de Fukushima, provocado por el terremoto y el posterior tsunami en marzo de 2011, se ha convertido en la mayor catástrofe nuclear de la historia después de la que se produjo en la central nuclear de Chernóbyl. Enormes cantidades de sustancias radiactivas se fugaron a la atmósfera y al océano, y centenares de miles de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares.