Según informa 'Foreign Policy', entre 2006 y 2009 los helicópteros de vigilancia realizaron vuelos diarios en el noroeste de Washington, DC, tomando fotografías de alta resolución de la nueva embajada que China estaba construyéndose en la calle Van Ness.
El avión pertenecía a la Oficina Federal de Investigaciones, que quería determinar dónde estaba ubicado el centro de comunicaciones de la embajada. Sin embargo, los equipos chinos de construcción ocultaban su labor en esta parte del edificio con toldos colocados sobre el lugar en que se estaba construyendo.
El FBI también controlaba los movimientos y actividades de los trabajadores chinos de construcción en la Avenida Connecticut, al norte de la obra, con la esperanza de reclutar posiblemente a uno o dos de ellos.
Según el testimonio de un diplomático chino, los agentes del FBI trataban de determinar si era posible plantar dispositivos de escucha en el interior de los materiales de construcción almacenados en la obra.
En las últimas semanas, los esfuerzos de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. por vigilar a los diplomáticos extranjeros figuran en los titulares de todo el mundo. Sin embargo, el FBI superó a la NSA en este aspecto, destaca 'Foreign Policy'.
La vigilancia de la embajada de China era sólo una parte de una operación de espionaje a gran escala. El FBI no sólo se esfuerza para comprometer de forma encubierta a un gobierno extranjero, sino para trabajar en estrecha colaboración con la NSA en la intercepción de las comunicaciones de todas las misiones diplomáticas y organismos internacionales asentadas en suelo estadounidense.
En algunos aspectos importantes, el trabajo del FBI es más secreto que el de la NSA por lo sensible de estas operaciones diplomáticas.