Según los rumores que cita la revista digital topwar.ru, las naves tendrán cierta semejanza exterior con los aviones F-35 fabricados en EE.UU. La decisión de comprar a la estadounidense Lockhead Martin 40 cazas de esta misma modificación prácticamente coincide con la de desarrollar un modelo nuevo, adoptada en una reunión de los jefes de Estados Mayores de las Fuerzas Armadas surcoreanas.
Los trabajos dentro del ambicioso plan de los militares, denominado 'KF-X Porame', van a arrancar a comienzos de 2014. Los expertos pronostican que no le será fácil a Seúl realizarlo. Entre los obstáculos destaca la falta de las tecnologías furtivas, que son imprescindibles para conseguir que el aparato sea indetectable para los radares.
Considerada esta desventaja, los jefes militares decidieron fundar un consorcio internacional, en el que ya ha aceptado participar Indonesia. La parte surcoreana está dispuesta a aportar 9.000 millones de dólares para que el proyecto sea realidad.
Aunque sin garantías por parte de Lockhead Martin, Seúl cuenta con la adquisición de las tecnologías protegidas a la compañía estadounidense. Pero esta no se muestra dispuesta a transferirlas a nadie, suponen los expertos, por lo que el proyecto podría resultar demasiado caro para el presupuesto surcoreano.
Por su parte EE.UU. no mostró muchas ganas de vender a sus aliados asiáticos el cazabombardero más moderno, F-22 Raptor. El modelo goza de cierta superioridad en varios elementos. Ante todo es bimotor, mientras que el F-35 tiene un solo motor y esta circunstancia le promete una menor 'expectativa de vida' en condiciones de combate aéreo.
El más reciente estudio del instituto tecnológico KISTEP sugiere que el desarrollo de un caza surcoreano dentro del proyecto KF-X pierde sentido si el país no logra hacerse con una fuente disponible de tecnologías furtivas en el extranjero. Desarrollarlas en solitario rebasará las capacidades económicas, técnicas y bélicas de Corea del Sur, dicen los expertos.