Con anterioridad a la visita, el Kremlin anunció que la agenda de ambos mandatarios se centraría en temas clave como el estado de las instituciones internacionales y su capacidad para responder a las crisis, así como en la protección de las minorías cristianas en el Magreb y Oriente Medio.
No es la primera vez que el papa Francisco aborda junto a otros mandatarios cuestiones políticas de actualidad. Así, antes de que la conferencia del G-20 tuviera lugar a principios de septiembre, el pontífice pidió a Putin y a los líderes allí presentes buscar una solución pacífica a la crisis de Siria.
"Para los líderes presentes, a todos y cada uno, hago un llamamiento apremiante para que ayuden a encontrar la manera de superar las posiciones en conflicto y dejar a un lado la búsqueda inútil de una solución militar [en Siria]", escribió el papa Francisco en su misiva a Putin.
Asimismo, el jefe de la Iglesia instó a mantener un compromiso renovado de buscar, "con valor y determinación", una solución pacífica a través del diálogo y la negociación de las partes en conflicto, "con el apoyo unánime de la comunidad internacional".
En este sentido, Jorge García Castaño, concejal de Izquierda Unida en Madrid, recordaba el papel clave de Putin y del papa al frenar una injerencia extranjera en Siria. "Hay que buscar una solución política incluyente, y soberana, que reconozca el Gobierno actual de Siria", señaló García, quien aseveró que hay que sacar el conflicto del terreno militar, acelerar el proceso y situarlo en la mesa de negociaciones de Ginebra 2.
Además de su visita al pontífice en el Vaticano, Putin se reunirá en Roma con el presidente italiano, Giorgio Napolitano, con Romano Prodi, ex primer ministro del país, y con un representante especial de la ONU. Al día siguiente, el martes, Putin viajará a Trieste para mantener conversaciones con el Gobierno italiano.