De acuerdo con el sitio web del Ejército, al menos siete exrepresores reciben entre 660 y más de 3.000 dólares al mes dado que figuran en su plantilla como personal “a honorarios”, señala un artículo publicado en el portal 'La Nación'.
Los datos contradicen las declaraciones hechas en 2009 por el entonces jefe del Ejército, el general Óscar Izurieta, que afirmó que ningún exagente relacionado con esas actividades recibía pagos del Ejército.
Pese a llevar a cabo funciones operativas en brigadas vinculadas a crímenes, la mayoría de estas personas jamás fueron procesadas o condenadas por delitos de lesa humanidad. Sin embargo, uno de ellos, el general retirado Gonzalo Santelices Cuevas, ha sido inculpado por los crímenes de la Caravana de la Muerte en octubre de 1973. Pese a ello, Santelices Cuevas recibe mensualmente una paga de unos 3.270 dólares como “asesor del Estado Mayor de la Dirección de Inteligencia del Ejército”.
Según el miembro del movimiento de Observadores de la Escuela de las Américas Pablo Ruiz, el Ejército chileno, que continúa siendo pro pinochetista, necesita urgentemente una depuración.
"Lamentablemente en el Ejército se sigue de alguna forma avalando a exmilitares que violaron gravemente los derechos humanos del pueblo de Chile", resaltó Ruiz en RT. A su juicio, el Ejército chileno "sigue enviando a militares a la Escuela de las Américas".
"Esperamos que si llega a ser presidenta, Michelle Bachelet tome muchas medidas en el sentido de democratizar y depurar las Fuerzas Armadas", concluyó.