Más de 20 barcos, entre ellos el portaviones estadounidense de clase Nimitz USS George Washington, tomaron parte en las maniobras, que contaron también con la participación de más de 7.000 efectivos de ambas Marinas. Los ejercicios tuvieron lugar cerca de la zona especial que fue establecida la semana pasada por Pekín en el mar de la China Oriental y que incluye a las islas Diaoyu (Senkaku en japonés), que son objeto de disputa territorial entre los dos países asiáticos.
Los ejercicios, denominados AnnualEx 2013, tenían como objetivo aumentar la disposición defensiva y la interoperabilidad de las fuerzas navales de EE.UU. y sus homólogas japonesas, así como poner a prueba las capacidades de sus buques de guerra para responder de manera efectiva y mutua a una posible crisis regional en la zona Asia-Pacífico.
Según publicó el portal de la cadena CNN, el USS George Washington, con un desplazamiento de 90.000 toneladas y más de 5.000 tripulantes y 80 aviones a bordo, es el único portaviones de la Marina de EE.UU. desplegado de forma permanente fuera del territorio estadounidense. Aunque los ejercicios de este año se realizaron en un ambiente de alta tensión en la región, las autoridades del país norteamericano aseguran que se trata de una coincidencia.
El comandante de la Séptima Flota de EE.UU., el vicealmirante Robert L. Thomas, citado por la CNN, indicó que continuarán sus operaciones en el mar de la China Oriental. Otro representante de dicha flota, el contralmirante Mark Montgomery, afirmó que llevaron a cabo las maniobras "casi exactamente como se planeó hace 12 meses", por lo que no se puede decir que adaptaron su programa a los cambios geopolíticos del último año.
La nueva ola del conflicto entre Japón y China empezó cuando Tokio y Washington se opusieron fuertemente al establecimiento de la zona de identificación de defensa aérea en el mar de la China Oriental por parte de Pekín. En los últimos días aviones de combate tanto de EE.UU. como de Japón y Corea del Sur, sobrevolaron la zona de defensa aérea decretada por China sin informar a las autoridades del país, acciones que han sido interpretadas como un desafío a la reivindicación del nuevo espacio aéreo.