Estos sistemas fueron instalados bajo la supervisión del secretario de Defensa de la época, Robert McNamara. Sin embrago, tras su dimisión el Mando Aéreo Estratégico reseteó la clave de los 50 misiles Minuteman a '00000000'.
La cúpula militar consideraba que tener misiles nucleares sin posibilidad de lanzamiento por la falta de una clave era una amenaza mayor que la posibilidad de que a algún soldado le entraran ganas de lanzar los misiles
Es más, la clave fue incluida en el manual de instrucciones que se repartía entre los soldados que se encargaban del mantenimiento de los silos.
"Nuestro manual de instrucciones indicaba que nosotros, el equipo de lanzamiento, debíamos comprobar que en el panel de seguridad de nuestro búnker no se introdujeran involuntariamente más dígitos que el cero", contó Bruce Blair, quien era un oficial de uno de los silos.
Eso quiere decir que no hacía falta perder tiempo y esperar a la confirmación del presidente para lanzar misiles contra la URSS.
"Bien es verdad que ante la posibilidad de que los centros de control o las líneas de comunicación quedaran destruidas, la cúpula militar consideraba que tener misiles nucleares sin posibilidad de lanzamiento por la falta de una clave era una amenaza mayor que la posibilidad de que a algún soldado le entraran ganas de lanzar los misiles sin autorización", comentó el periodista independiente Karl Smallwood en su blog.
Los sistemas PAL permanecieron desactivados o con la clave de ocho ceros hasta 1977, cuando Bruce Blair publicó un artículo en el que desvelaba los fallos en la seguridad en los silos. De manera que durante unos 20 años, el Mando Aéreo Estratégico se preocupó de asegurar que disparar un misil fuera lo más fácil y rápido posible.
Esto directamente infringía las órdenes del presidente y comandante en jefe en medio de un ambiente de enorme tensión internacional a causa de las armas nucleares.
Los fallos en el sistema de seguridad habrían permitido en definitiva a cualquier grupo de cuatro personas con la información necesaria desencadenar una tercera guerra mundial.