Aumentan los esfuerzos para luchar contra el vertido de petróleo
La afluencia masiva del vertido de petróleo en el Golfo de México, hace necesario que los estados circundantes incrementen sus esfuerzos para contener la contaminación que amenaza en convertirse el peor desastre ecológico de Estados Unidos, sino que sus devastadores consecuencias se han trasladado también al ámbito económico. Según fuentes de la empresa propietaria BP, ésta invertiría 10 millones de dólares diarios en las tareas de limpieza, cantidad que habría que sumar a diferentes sectores; turismo, pesca, ocio… que en estos momentos han parado su actividad.
Desde que el pasado 20 de abril, la plataforma Deepwater Horizon, se hundió en el fondo del mar tras una explosión. La rotura de la tubería de distribución lanza a diario a la superficie, el equivalente a 5.000 barriles de crudo, es decir 800.000 litros de petróleo.
Por el momento las autoridades se esfuerzan en combatir, con lo que pueden, la mancha que sigue avanzando hacia las costas estadounidenses, dándose la circunstancia de que en dicha zona existen numerosos espacios protegidos por su condición de “tesoro de la biodiversidad”, como las islas Chandeleur, territorio perteneciente al estado de Luisiana.
Toda esta región acoge grandes extensiones de manglares, cuyo ecosistema es un frágil elemento ante la presencia de crudo en las aguas. En sus más de 2.000 kilómetros de manglares los estados de Texas; Florida y Luisiana, trabajan incansablemente para erradicar la mancha que ya cubre por completo grandes extensiones.
Otra de las zonas por la que se redoblan los esfuerzos por salvar del vertido, la Bahía de Mobile, el noveno mayor puerto de Estados Unidos. Para ello, se ha instalado una gran barrera flotante donde además a través de una doble puerta, se controlará el tránsito de barcos donde después de una meticulosa inspección se les permitirá el acceso al puerto.
Estas labores que también tienen lugar en el río Mississipi, tienen en este caso una particularidad, ya que en éstas operaciones las autoridades están utilizando elementos químicos con el fin de reducir y eliminar los restos de crudo. Una actuación que causa cierta controversia, ya que no dejan de ser, en cierta medida tóxicos, y puedan acarrear otros problemas buscando una solución.
La región del Golfo acoge grandes extensiones de manglares, críticas para el frágil ecosistema de la zona oceanográfica que se ven amenazados por la presencia de crudo en las aguas.
Se calcula que alrededor de 2.000 kilómetros de manglares se concentran en los estados que afrontar un mayor riesgo por el vertido: Luisiana, Texas y la parte sureña de Florida.