Representantes oficiales de 12 países de la región Asia-Pacífico se reunieron en Singapur para discutir el acuerdo sin precedentes de la creación de una zona de comercio libre, el volumen del mercado del cual podría alcanzar unos 20.000 millones de dólares.
Si se firma el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), la zona de libre comercio se extendería desde Vietnam hasta Chile, la población total de los países miembros de la unión sería de unos 800 millones de personas, y su PIB alcanzaría un 40% del índice mundial.
Sin embargo, mientras que los beneficios potenciales del acuerdo son muy tentadores, existe un cierto peligro para algunos países de la zona. Lori Wallach, una de los líderes del grupo estadounidense Public Citizen de defensa del derecho del consumidor, ha contado a RT cuáles son las perspectivas del tratado.
Según Wallach, el Acuerdo Transpacífico amenaza a los países con las economías más débiles incluidos en el área y a sus habitantes con acabar en las manos de las grandes corporaciones extranjeras.
De acuerdo con los documentos filtrados -las negociaciones se llevan a cabo a puerta cerrada-, las partes están tratando de eliminar todas las barreras al comercio, incluyendo las leyes que garantizan la seguridad de los alimentos, la protección de la agricultura y la privacidad de la información de los ciudadanos.
Otro punto preocupante del tratado, opina Wallach, es la creación de un tribunal secreto en el que las empresas podrán demandar a los Gobiernos ante paneles de arbitraje secretos integrados por abogados corporativos que evitan los tribunales nacionales y que anulan la voluntad de los Parlamentos en caso de no conseguir lo que quieren. Según la activista, esta medida destruirá por completo la legislación y pondrá en peligro los derechos fundamentales que habitualmente proporcionan los Estados democráticos.
A las numerosas limitaciones y violaciones de derechos fundamentales que menciona el Acuerdo Transpacífico impulsado por EE.UU. se suma otra medida, filtrada por el portal WikiLeaks, que pretende limitar la libertad de acceso a Internet y obligar a los proveedores a suprimir contenidos por solicitud de los propietarios de los derechos de autor.
De acuerdo con algunos expertos internacionales, con esto Washington también busca satisfacer a las grandes compañías, en primer lugar a la industria farmacéutica y a las industrias de productos culturales, como Hollywood.
El excesivo secretismo del tratado, por su parte, genera gran temor e indignación en la sociedad. "Si el acuerdo actual es tan malo que ni siquiera quieren mostrárnoslo, ¿por qué lo firman?", cuestiona Wallach.