"El plan de Ginebra sobre Irán no excluye la necesidad de que EE.UU. y sus aliados sigan realizando el programa del escudo antimisiles en Europa", comentó Hagel el lunes en una conversación telefónica con el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú. Al mismo tiempo, aseguró que el plan de Washington y la OTAN no representa una amenaza para Rusia y llamó a que las partes continúen las respectivas consultas.
Esta declaración de Hagel entra en contradicción con lo declarado hace apenas dos semanas, cuando el Consejo Rusia-OTAN llegó a la conclusión de que si Irán cumple con todos los puntos del acuerdo consensuado en Ginebra al pie de la letra, entonces desaparecerán las bases para el despliegue del escudo europeo.
El despliegue del escudo antimisiles de EE.UU. en Europa es un punto de fricción constante entre Moscú y Washington. EE.UU. lo califica de medida de necesaria para garantizar la seguridad de sus socios europeos ante una supuesta amenaza nuclear por parte de Corea del Norte e Irán. Sin embargo, Moscú considera que el despliegue del escudo antimisiles estadounidense en las fronteras rusas daña sus intereses estratégicos.
La Marina de EE.UU. informa que en 2014 empezará a colocar sus destructores equipados con el sistema Aegis en aguas europeas. Por su parte, el pasado 16 de diciembre Rusia confirmó la presencia de varios complejos de misiles tácticos Iskander en las zonas occidentales del país. La medida es una fase del plan que Moscú califica de "respuesta" técnico-militar al escudo europeo. Washington, por su parte, no tardó expresar su "preocupación" al respecto. "Hemos exhortado a Rusia a que no dé pasos para desestabilizar la región", insistió Marie Harf portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. Polonia, Estonia, Lituania y Letonia también calificaron la noticia de "alarmante".