La victoria del conservador David Cameron, en negociaciones con los liberales demócratas, le convierte en el jefe más joven del gabinete de ministros del Reino Unido desde el fin de las Guerras Napoleónicas. La coalición acordada la noche del 12 de mayo trae una experiencia importante en la historia del país, dado que es la primera lograda en los últimos 70 años entre los antiguos rivales políticos.
Tras el encuentro de Cameron con la reina británica, Isabel II, donde le encargó la formación del Gobierno, muchos destacaron que, a diferencia de sus antecesores, tanto el líder conservador como el actual primer ministro adjunto, Nick Clegg, son descendientes de familias nobles. El primero, incluso de la familia real. La abuela de Clegg también pertenece a una dinastía aristocrática, pero de procedencia rusa.
Cameron se pone a la tarea de gobernar negociando compromisos sobre cada elemento de su plataforma electoral. Sin embargo, la primera decisión necesaria para el funcionamiento eficaz del gabinete ha sido tomada en el plazo de varias horas, y es el nombramiento de los principales ministros. Desde el inicio de las negociaciones 'los tory' aseguraron cuatro puestos ministeriales más para su partido.
Lo que ganaron negociando los liberales demócratas de la coalición son varios referendos. Así, el nuevo Gobierno va a someter a plebiscito toda la futura transferencia de competencias a Bruselas.
Era una exigencia crucial de los liberales demócratas la sustitución del actual sistema electoral mayoritario, que entrega el único mandato por una circunscripción al partido que obtiene la mayoría relativa, por otro de representación proporcional con varios escaños por una circunscripción más grande. Los aliados 'tories' no pudieron ceder directamente en ese punto, por eso acordaron un compromiso. Convocarán un referendo en torno al llamado 'sistema alternativo', que tiene en cuenta las segundas preferencias de los electores para sumar votos hasta que un candidato obtenga la mayoría absoluta.
Otro compromiso de alta relevancia se ha logrado en materia impositiva. Los minoritarios en la coalición han renunciado a su plan de aplicar un impuesto especial a las propiedades inmobiliarias valoradas en más de 2 millones de libras esterlinas (2,34 millones de euros). A cambio, los conservadores no insistirán más en su plan inicial de elevar el umbral del llamado impuesto sobre la herencia, que había sido severamente criticado como un favor a los ricos.
Ambos partidos han acordado aumentar la exención fiscal para las personas con pequeños ingresos a partir de abril de 2011 y se han fijado como "objetivo a más largo plazo" la elevación del correspondiente umbral hasta las 10.000 libras (11.700 euros). Inesperadamente, los 'tories' han aceptado la propuesta liberal demócrata de imponer un gravamen sobre los vuelos aéreos: no directamente sobre los viajeros. También encontró comprensión mutua la idea de un nuevo impuesto para los banqueros.
Para unos cuantos años la palabra "compromiso" se convierte en la principal categoría de la política británica.