"Por un lado, Abe rinde homenaje a criminales de guerra, y por otro, habla de mejorar las relaciones con China, Corea del Sur y otros países", afirma, indignado, el autor de una columna en el periódico 'Jiefangjun Bao' ('Diario del Ejército de Liberación Popular'). "Es simplemente una farsa, una boca llena de mentiras".
El columnista agrega que en comparación con la época de la II Guerra Mundial, cuando fueron enterrados en Yasukuni los polémicos héroes del Imperio nipón, el pueblo chino es ahora capaz de "detener todo el militarismo provocador".
A su vez, el mayor periódico estatal, 'Renmín Ribao' ('Diario del pueblo'), considera que "el gesto rechaza la historia, vuelve a causar daño a los pueblos que fueron invadidos por Japón y muestra la continua alza del ala derecha japonesa". El rotativo no solo critica, sino también sintetiza: "La historia nos enseña que si la gente no entiende correctamente los males de la guerra fascista, si no puede reflexionar sobre los crímenes de guerra, el país nunca puede conseguir un verdadero rejuvenecimiento".
El diario chino en inglés 'Global Times' propone al Gobierno "cerrar las puertas" ante Shinzo Abe y otros funcionarios japoneses que visitaron el santuario. Los periodistas instan a las autoridades a que no se limiten a una condena verbal de la conducta japonesa, porque esa táctica es "ineficaz" y contribuye a la percepción de China como un "tigre de papel".
Un día antes el propio Gobierno de China expresó a nivel oficial su desaprobación por el homenaje que Abe rindió en el santuario sintoísta. El líder político japonés "insultó gravemente los sentimientos nacionales del pueblo chino y de otros países asiáticos", afirmó un comunicado difundido por Pekín. De este modo, "desafió abiertamente la verdad histórica (sobre los crímenes de guerra cometidos por los militares de Japón en territorio chino) conocida en todo el mundo".
El gesto de Abe ha sido denunciado también desde Corea del Sur, donde lo catalogaron como "contraproducente".