Sin techo por elección

En Suecia unas veinte mil personas no tienen hogar, pero como reciben buenas prestaciones sociales no quieren cambiar su estilo de vida.

Debido a una fuerte política social, muchos ciudadanos de Suecia pueden sobrevivir sin trabajar. Sin embargo, según especialistas, este leve bienestar los hace retroceder como personas y el fuerte apoyo del Estado puede resultar ser una moneda de dos caras.

Bjorn vive en un país con uno de los mejores sistemas de bienestar social y no tiene casa desde hace veinte años. Se despierta al mediodía en su asilo para el habitual almuerzo gratuito en el corazón de Estocolmo.

“Aquí uno puede conocer gente agradable, comer rico. Estocolmo es un lugar lindo”, dice el hombre sin hogar.

Luego va de compras gracias a las donaciones generosas del Estado. Jamás ha trabajado y dice que así lo ha elegido.

“Es difícil llamarlo una elección, pero puede ser que lo elijan como una opción que ven”, argumentó Kristina Persson, voluntaria de una obra de caridad.

Suecia cuenta con más de 900 organizaciones benéficas para atender a unas veinte mil personas sin hogar. En la práctica, es casi como si hubiera tantos cuidadores como personas sin techo bajo su cuidado.

El Gobierno de Suecia vincula la existencia de los llamados sin techo “por elección” con la drogadicción, el alcoholismo y los trastornos mentales. Se ha planteado eliminar el problema por completo.

“Nuestra tarea es encontrar alojamiento para cada uno de los sin hogar”, subrayó Barbro Westerholm, miembro de Parlamento.

Sin embargo, el número de aquellos que se quedan en la calle voluntariamente no hace más que aumentar. Es posible que las personas como Bjorn están demasiado bien gracias al estado de bienestar, donde los que quieren trabajar trabajan y los que no, viven de los contribuyentes.