Pese a las advertencias de algunos oficiales sobre el riesgo de espionaje y el creciente potencial militar de China, el Pentágono pasó por alto varias veces, en 2012 y 2013,
las sanciones relacionadas con el uso de detalles chinos, que son más baratos, para salvar el costoso programa de la empresa Lockheed Martin, informa Reuters, citando los documentos de Pentágono.
Según la información revelada, un alto funcionario del Pentágono, Frank Kendall, eximió a dos grandes empresas suministradoras, Northrop Grumman Corp y Honeywell International Inc, del veto que impide completar los aviones de combate de última generación F-35 con imanes para los sistemas de radares, trenes de aterrizaje y otros componentes 'made in China'.
Por infringir las leyes federales, las empresas se enfrentan a graves sanciones, lo que retrasaría aún más el desarrollo del programa, de unos 3.920 millones de dólares y que ya acumula un retraso de aproximadamente un 70% respecto al plan inicial.
"Fue una situación poco común porque hay una prohibición acerca del uso de materiales chinos en la industria militar de EE.UU.", dice Frank Kenlon, un alto funcionario retirado de Pentágono. "Esto nunca había pasado antes", señala.
Las exenciones del Pentágono también conciernen a las piezas baratas como imanes (de a 2 dólares la unidad) utilizados en 115 aviones de F-35 de prueba, entrenamiento y de serie, el último de los cuales será entregado en mayo de 2014.
Los documentos muestran que la Contraloría General de EE.UU. (GAO por sus siglas en inglés) está investigando tres casos de fabricación de aviones F-35 con piezas extranjeras ''ilegales'', informó Reuters. El Congreso ha encomendado a la Contraloría la elaboración para el 1 de marzo de un informe sobre cómo el uso de piezas chinas ha afectado a la industria militar estadounidense.