De momento existen dos prototipos de la aeronave para optimizar en ellos la composición y la distribución de la aviónica y otros equipos. Además, la empresa Mitsubishi Heavy Industries usa tres modelos de tamaño reducido para probar y mejorar las propiedades aerodinámicas.
Un portavoz del Ministerio de Defensa del país insular indicó que la aeronave de combate cuenta con un corte transversal de radar "inferior a un ave de tamaño medio", es decir, debe ser prácticamente invisible para los radares.
El nuevo plazo establecido para el primer vuelo significa una prórroga de un año respecto a los planes iniciales concedida por el Gobierno japonés a los diseñadores de los motores, de la empresa Ishikawajima-Harima. Los turborreactores de doble flujo, denominados XF5-1, se están desarrollando en exclusiva para este modelo de cazas. Su trabajo tropezó con ciertas dificultades tecnológicas, lo que llevó a pensar que los japoneses optarían por la compra de dos motores a General Electric u otra empresa en el extranjero para lanzar el primer prototipo de pruebas lo antes posible.
Además de Mitsubishi, en la construcción del nuevo avión furtivo participan las compañías japonesas Fuji y Kawasaki, responsables del fuselaje, las aletas, la cabina y su equipamiento. El proyecto está en desarrollo en virtud de un contrato con el Ministerio de Defensa de Japón firmado en el año 2009. Su presupuesto se estima en 55,1 millones de dólares.