La declaración continúa las críticas a las que el Gobierno nipón fue sometido después de que el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, visitara el santuario Yasukuni, donde descansan, entre otros, los restos de algunos 'héroes', reconocidos mundialmente como autores de delitos de guerra cometidos durante la invasión de China. El acto de memoria, que se produjo a finales de diciembre pasado, fue tachado por la prensa oficial china como un "homenaje a demonios".
"Todo ello en esencia se reduce a si el líder de un país se aferra a los principios y los objetivos de la Carta de las Naciones Unidas u opta por los criminales de guerra", dijo a los reporteros el representante de Pekín. "La pregunta que surge inevitablemente es hasta qué punto ha ido Abe, adónde tiene intención de llevar a su país", adelantó Liu.
"La comunidad internacional debería estar en guardia y emitir una advertencia –concluyó– para que Abe revise su manera errónea de ver la historia, corrija sus errores y no siga adelante por ese camino equivocado".
Los portavoces del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ya han difundido un comentario suyo al respecto. Lamentó "que las tensiones del pasado todavía sigan afectando a la región". "El secretario general ha sido constante en su petición a los países de la región de que adopten una visión y entendimiento comunes de su historia compartida", agrega la oficina de prensa de Ban.
A continuación, el comentario oficial solo constata la sucesión de los hechos: "El secretario general tiene conocimiento de la visita del primer ministro de Japón al santuario Yasukuni, así como de la reacción enérgica de China y República de Corea".