Tras la fuga de 4-metilciclohexano metanol en el río Elk, detectada el pasado jueves, el gobernador del estado de Virginia Occidental, Earl Ray Tomblin, declaró el estado de emergencia en cinco condados. La alerta se extiende ahora a nueve condados en total. La Casa Blanca ha calificado el incidente como "desastre federal".
Alrededor de 700 personas presentan síntomas asociados con el contacto con este ácido, que puede causar dolores de cabeza, irritación de los ojos, la nariz y la garganta, así como erupciones en la piel. Asimismo, según la cadena Fox News, el "caos" entre las 300.000 personas sin agua potable empieza a cundir, pues las empresas que venden agua embotellada han disparado los precios y las existencias de la misma comienzan a escasear.
El tipo de metanol vertido es un ácido peligroso para la salud, pero no letal en su forma actual. Los funcionarios describen el olor del 4-metilciclohexano metanol "como algo similar al regaliz".
La sustancia se filtró de un tanque de la empresa Freedom Industries en la ciudad de Charleston, Virginia. El Departamento de Salud ha ordenado el cierre de las guarderías, universidades, restaurantes y escuelas de la zona.
Asimismo, las autoridades han prohibido el uso de agua del grifo para beber, cocinar, lavar o bañarse en todos los condados afectados. Los funcionarios de salud recomiendan que el agua corriente se use sólo para los inodoros y la lucha contra los incendios. Actualmente no está claro cuándo se levantará esta prohibición.
El gobernador del estado de Virginia Occidental informó que no se sabe a ciencia cierta cuándo comenzó la fuga o qué cantidad de ácido se ha filtrado (los expertos calculan que pueden ser unos 19.000 litros). "El estado de emergencia estará vigente hasta que el agua sea segura para el consumo humano", añadió.