Este lunes se ha realizado en París una rueda de encuentros entre el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, y el enviado especial de la ONU en Siria, Lajdar Brahimi. Las reuniones marcan las preparaciones para Ginebra 2, programada para el próximo 22 de enero. El canciller ruso se encontró, además, con el líder de la opositora Coalición Nacional Siria, Ahmad Jarba, para instarle a que garantice la participación del organismo en la conferencia que debe buscar vías a un compromiso que satisfaga a todas las partes del conflicto sirio.
Sin embargo, es muy poco probable que Jarba tenga la suficiente influencia para poder garantizar la presencia de las demás fuerzas opositoras, comentó a RT Gustavo Morales, exmilitar y periodista especializado en temas de defensa. La oposición siria es demasiado heterogénea, argumentó.
En Siria siguen los enfrentamientos sangrientos entre supuestos aliados que luchan contra el Gobierno de Bashar al Assad. El Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL o
ISIL), una agrupación islamista vinculada a Al Qaeda, en los últimos días ha ejecutado a más de un centenar de integrantes de dos formaciones con las que está aliado. Según un rebelde sirio anónimo citado por la cadena Al Jazeera, las víctimas fueron capturadas en la ciudad de Tel Abiad, en la frontera turca, y pertenecían al Frente Al Nusra, otro grupo radical vinculado con Al Qaeda, y a la brigada Ahrar al Sham. En total, cerca de 700 personas murieron en combates entre rebeldes y el EIIL durante poco más de una semana.
Un miembro de la Coalición Nacional Siria, Abdulá Farraj, admite que la oposición moderada ya no tiene poder suficiente en el territorio del país y es incapaz de resistir a Al Qaeda. Pero para él, esa es una razón más a favor de una intervención militar extranjera. "Los rebeldes carecen de organización y el suficiente poder armamentístico para ganar. Será difícil derrotar al EIIL sin un ataque militar por parte de alguien como Turquía", insiste.
El auge de los grupos terroristas en Siria provoca que los líderes occidentales vayan cambiando su opinión respecto a Al Assad, destaca la analista política Sharmine Narwani. Según ella, empiezan a verlo como un mal menor. "Estamos presenciando ciertos cambios, en primer lugar por parte de EE.UU., al que le preocupa mucho el extremismo no controlado que se difunde por la región. De hecho algunas voces dicen que Al Assad podría ser mejor que algunos de los extremistas que están operando en el terreno", puntualizó.