El mundo que existe solo en los mapas

Los mapamundis nos dan la visión más exacta de cómo es nuestro mundo, pero el tiempo demuestra que los mapas no son tan fieles a la realidad como creemos.
Durante cien años en los mapas de África figuró la gigantesca cordillera montañosa Kong, hasta que un explorador francés, Louis-Gustave Binger, descubrió que este accidente geográfico en realidad no existía. Resultó que la cordillera se la inventó en 1798 el cartógrafo inglés James Rennell.

  
La proyección Mercator, metodología usada para elaborar los mapamundis, hace que el continente africano aparezca más pequeño de lo que es realmente.
 
Incluso el moderno Google Earth ha puesto en el mapa poblaciones inexistentes como Eixt, en La Rioja, España.
 
La historia muestra que añadir 'nuevas' islas en los mapas ha sido una práctica bastante común, ya que no todo el mundo se toma la molestia de navegar hasta ellas para averiguar si existen o no. Así, en el siglo XIX el Pacífico estaba lleno de islas imaginarias, hasta que el capitán naval británico sir Frederick Evans decidió visitarlas todas para suprimir las inexistentes. Evans tachó 123 islas en las cartas de navegación del Almirantazgo británico. 
 
Como último ejemplo de una isla inexistente puede servir la isla Sandy, en el Pacífico Sur, cerca de la costa australiana. El descubrimiento del error se produjo en 2012 cuando un equipo científico, liderado por la geóloga Maria Seton, se dio cuenta de su ausencia mientras navegaba por la zona donde debería levantarse la isla.