Todo empezó con la iniciativa Project Daniel del empresario estadounidense Mick Ebeling, quien leyó la triste historia de un niño sudanés llamado Daniel Omar, informa el diario británico 'The Guardian'.
En marzo de 2012, Omar, que entonces tenía 14 años, perdió los dos brazos a causa de una bomba. Cuando el muchacho contó su historia a la revista 'Time', dijo que hubiera peferido haber muerto.
"Sin manos no puedo hacer nada (…). Voy a ser una dura carga para mi familia. Si hubiera podido morir, lo habría hecho", dijo Omar a los periodistas.
Esta historia conmovió a Ebeling, fundador de la empresa de innovación Not Impossible Labs, una organización que construye dispositivos de libre acceso para ayudar a personas con discapacidades físicas, por lo que en noviembre de 2013 decidió viajar a Sudán del Sur con la esperanza de encontrar a Daniel para ayudarle.
"Tengo tres hijos pequeños. Fue difícil para mí leer una historia así (…). Vine a Sudán con las impresoras 3D, ordenadores portátiles, carretes de plástico y la meta de imprimir un brazo para Daniel", agregó.
Con la colaboración de un médico cirujano y las impresoras 3D lograron fabricar una prótesis a muy bajo costo. "El punto culminante fue sorprendente, ver al muchacho como si estuviera saliendo de su caparazón", dijo Ebeling, recordando el momento en que Daniel cogió por primera vez una cuchara para comer por primera vez por su propia cuenta desde que perdió sus manos.
Sin embargo, Project Daniel es una iniciativa dirigida a ayudar a más de una persona, ya que el empresario estadounidense dejó en Sudán del Sur, entre otras cosas, un par de impresoras 3D y capacitó a los lugareños para usarlas.
Estas prótesis tienen un valor de 100 dólares y Ebeling afirma que todo el proceso de fabricación puede completarse en tan solo seis horas, con lo que está dando esperanzas a al menos 50.000 personas que han sufrido amputaciones por la guerra de Sudán.