La mayoría de las víctimas mortales se produjeron en El Cairo, aunque también hubo muertos en Alejandría y Menia, según los datos del Ministerio de Salud.
En la capital del país la Policía utilizó gases lacrimógenos e incluso munición letal para disolver una concentración de miles de manifestantes antigubernamentales.
Cerca de 180 manifestantes resultaron heridos, 130 de los cuales tuvieron que ser hospitalizados en estado grave.