Cada uno de los aparatos, lanzados en 1977, tiene detectores de rayos cósmicos que cada hora miden la cantidad de protones que pasan por las sondas. En los 37 años de viaje de las Voyager se ha generado una gran cantidad de mediciones. Vicinanza asoció las cifras de estas mediciones a distintas notas musicales, de manera que las cifras más altas corresponden a las notas agudas.
El resultado, que se puede escuchar aquí, es una pieza que a muchos quizá les gustará más que algunas composiciones de la música académica contemporánea. En este fragmento la Voyager-1 'toca el piano', mientras que la Voyager-2 la acompaña con instrumentos de viento. Cuando las notas coinciden significa que las dos sondas hicieron mediciones idénticas a pesar de encontrarse a billones de kilómetros de distancia la una de la otra.
Vicinanza compuso su obra para divertirse, como él mismo admite, pero señala que analizar los datos convertidos en música puede ayudar a los científicos a comprender detalles que de otra forma se les podrían escapar.