El abismo enorme entre los que podrían estar tan cerca
En la América Latina de hoy hay una gran contradicción. Viven más de 140 millones de jóvenes de entre 12 y 24 años. Como nunca antes en la historia, la región cuenta con los jóvenes como una fuerza política y productiva de vital importancia. Sin embargo, las medidas que se aplican en materia de educación, empleo y participación juvenil no logran responder a los problemas y a la falta de oportunidades que sufren esos jóvenes.
Como resultado, los latinos en Estados Unidos, que gozan de mejores condiciones para realizar una carrera universitaria cualificada, pueden llegar a ser los jefes de sus compatriotas que estudian en sus países de origen.
La paradoja es que la inversión pública y privada en los jóvenes latinoamericanos ha crecido en los últimos años, y parece que seguirá en aumento dado el interés por desarrollar un Ejército de obreros para satisfacer el voraz apetito del libre mercado.
La vida de los jóvenes de la misma edad a diferentes lados de la frontera es completamente distinta. La juventud de América Latina sufre hoy esta diferencia: marginalidad, exclusión, violencia, falta de trabajo decente y limitación de espacios de participación, mientras que los estadounidenses de origen latino pueden escoger la carrera universitaria que mejor se acomode a sus intereses.
La sociedad estadounidense no sólo protege y estimula a estos jóvenes de clase media, sino que les brinda la posibilidad de ser los propietarios del futuro y del trabajo de los otros jóvenes del otro lado de la frontera, ya que allí no se necesita intelectuales, sino obreros.
El presidente mexicano Felipe Calderón, durante la reunión con su homólogo estadounidense Barack Obama, declaró de su intención de “dar inicio a un nuevo capítulo en la prosperidad mutua". Pero al margen de los aspectos que componen la supuesta prosperidad mutua de ambas naciones, hay quienes temen que una tendencia de este tipo pueda resultar en una herramienta de explotación de mano de obra de bajo costo.
De acuerdo al Banco Mundial, las políticas educativas existentes en Latinoamérica apuntan a una formación más técnica, orientada al empleo calificado, relegando a segundo plano la innovación científica y tecnológica. Más del 20% de todas las empresas de los países en desarrollo, declaran que uno de los obstáculos importantes o graves que afectan a sus operaciones consiste en la “falta de aptitudes y educación adecuadas de los trabajadores”.