"Las similitudes entre entonces y ahora, por desgracia, son sorprendentes", subraya el escritor y analista en un extenso artículo publicado en el portal The National Interest . El conflicto comenzó cuando el Ejército japonés inició la invasión del norte y el este de China y concluyó con la rendición de Japón en 1945.
"La Segunda Guerra Mundial", señala el escritor, "no empezó en las llanuras de Europa en 1939, sino cerca de Pekín dos años antes".
"Un Ejército sin victoria no es nada"
Entonces los militares japoneses, al igual que los chinos actualmente, eran de cuño ultranacionalista y se sentían envalentonados por sus éxitos, destaca Chang.A su juicio, los puntos de vista expresados por altos funcionarios chinos actualmente son "muy preocupantes". El escritor cita como ejemplo unas declaraciones realizadas recientemente por el general Liu Yazhou, comisario político de la Universidad de Defensa Nacional del Ejército Popular de Liberación de China. Liu aseguró que las fronteras donde el Ejército chino ha sumado victorias son más pacíficas y estables, y que aquellas en las que demostraron cobardía son escenario de más conflictos. "Un Ejército que no logra la victoria no es nada", dijo el militar.
El poder de los medios
Según Chang, en la década de 1930 los medios de comunicación divulgaron la idea de que Japón estaba rodeado de potencias hostiles que deseaban evitar su crecimiento. En su opinión, eso es exactamente lo que el Partido Comunista afirma acerca de China hoy en día.El papel del Xi Jinping
En aquellos tiempos, al igual que ahora, los civiles ejercen poco control sobre el Ejército más grande de Asia, recoge la publicación. Aunque muchos creen que el nuevo gobernante de China, Xi Jinping, está firmemente al mando del Ejército, podría estar permitiendo que los militares participen en ciertos ejercicios beligerantes para obtener así su apoyo.Además, el analista sugiere que Xi podría estar dejando que los altos oficiales le digan qué políticas se deberían adoptar en el país. Tanto si Xi es un agresor en toda regla o está siendo controlado por los altos mandos, China responde agresivamente y arremete contra muchos países a la vez, opina.
"Eso es lo mismo que Japón hizo a partir de la década de 1930", asevera el analista. En lugar de ignorar el comportamiento provocativo de Pekín, los políticos estadounidenses deberían estar preocupados por la posibilidad de que los países de la periferia de China, llevados al límite por la beligerancia implacable de Pekín, se vean forzados a tomar la misma decisión que el líder militar chino Chiang Kai-shek tomó en 1937: resistir a la agresión con la fuerza de las armas.