Cecily McMillan, una activista de 25 años, fue detenida en Nueva York durante las protestas del movimiento Occupy en marzo de 2012. La acusan de haber agredido a un policía golpeándolo en la cabeza con el codo. En el juicio, que empezó el lunes, la fiscalía va a pedir la pena máxima (7 años de cárcel) para la joven si el jurado reconoce el caso como un delito grave intencional.
El caso de McMillan ha tenido mucha resonancia: a la gente le indigna no solo el hecho de que tras detenerla los agentes la golpearon, causándole mucho mas daño físico que el que sufrió el policía, sino que le negaron ayuda médica cuando después de ser golpeada empezó a tener convulsiones. En vez de ayudarla y sujetar su cabeza para prevenir que se atragantara, un policía la agarró de la mano y la arrastró a un lado donde la dejó caer inconsciente en el suelo hasta la llegada de la ambulancia.
"Los policías no se apresuraron a ayudarle, y ella fue esposada", contaron a los medios los testigos. "Alrededor había unas personas con licencias de EMT (técnicos en urgencias médicas) que ofrecieron atenderla, pero los policías no se lo permitieron".
La defensa de McMillan intentará probar que la chica no agredió al policía, sino que intentó defenderse cuando sintió que alguien le agarraba por el pecho. "Es una reacción natural", comenta su abogado Martin Stollar. Ademas, añade el abogado, la joven no sabía que la persona que había detrás de ella era un policía.