La fiscalía del estado de Pensilvania confirmó a la agencia ITAR-TASS que solicitará la pena de muerte para los padres adoptivos del niño ruso de 7 años, Vania Skorobogatov, al que asesinaron a golpes en agosto de 2009.
Vania fue adoptado en 2003 y recibió el nombre de Nataniel. Sus padres adoptivos, Michael y Nanette Craver, intentaron simular un accidente casero, pero las autoridades forenses determinaron que el niño, que falleció en un hospital local, fue salvajemente golpeado hasta provocarle un trauma craneano mortal. El pequeño además estaba desnutrido.
La fiscalía anunció previamente sus planes de pedir la pena capital para los homicidas durante las sesiones del tribunal, pero estos fueron anunciados sólo verbalmente. El juez de asuntos civiles y penales, John S. Kennedy, del condado de York, tuvo que postergar la próxima sesión del tribunal hasta el 14 de junio, pues según la legislación estadounidense los procesos de pena capital requieren la participación de abogados especialmente calificados.
Puesto que los tribunales de primera instancia disponen de pocos especialistas de este tipo y los Crever alegan no tener el dinero para pagar sus propios abogados, serán asignados por el tribunal y pagados por el estado.
Legalmente la notificación oficial sobre una posible pena capital debe ser hecha en presencia de este tipo de abogados.