Si la capital italiana no recibe 665 millones de dólares, a partir del marzo no tendrá dinero para pagar el salario de sus 25.000 funcionarios, para comprar combustible para el transporte público, ni mucho menos para la limpieza de la ciudad o el mantenimiento de los jardines de infancia, advirtió el alcalde Ignazio Marino.
Además se pondrá en riesgo la celebración de las ceremonias de canonización de dos papas, Juan Pablo II y Juan XXIII, planeadas para el 27 de abril en un acontecimiento a escala mundial. Como medida de protesta y presión para recibir el financiamiento, las autoridades municipales pueden llegar a cerrar a partir del próximo domingo (2 de marzo) el acceso a las calles de la ciudad a los medios de transporte público y particular, dejando pasar solamente a los vehículos de la Policía en caso de que sea necesario.
La crisis se debe a que la ciudad sigue haciendo frente a grandes gastos contraídos tiempo atrás. Por poner un ejemplo, Roma aún paga el arrendamiento de los terrenos alquilados para la construcción de la aldea olímpica para los juegos del año 1960, explicó el alcalde.
El alcalde aseveró que la cuestión del rescate de Roma es ahora una preocupación del nuevo primer ministro de Italia, Matteo Renzi, quien anteriormente retiró el decreto promulgado por su antecesor para ayudar a Roma a rellenar la brecha presupuestaria, que ha alcanzado los 1.170 millones de dólares.