La República de Corea volvió a declarar como su "principal enemigo" a Corea del Norte, una definición de la época pasada que fue eliminada en 2004.
Pyongyang por su parte difundió en un comunicado de la agencia oficial KCNA que "docenas de buques de guerra" surcoreanos entraron en sus aguas territoriales entre el 14 y el 24 de mayo y advirtió de "medidas militares" si esas violaciones continúan.
Esas denuncias elevaron la tensión entre las dos naciones, luego de que Corea del Sur culpara a su vecina del hundimiento de la corbeta Cheonan. A lo largo del martes 25 de mayo, siguieron más declaraciones hostiles, especialmente desde la parte norteña de la península.
El gobierno de Kim Jong-il se comprometió a examinar todos los problemas intercoreanos conforme a las leyes marciales y decidió no retomar el diálogo bilateral si el mandatario surcoreano, Lee Myung-bak, no sale de la presidencia. Cesó la cooperación sobre el desarrollo del complejo industrial de Kaesong, inaugurado hace pocos años, que es el único centro de tecnología moderna en el estado autóctono y autoritario del norte y un símbolo de la futura reunificación de las dos Coreas. El personal de todas las plantas del mismo, originario de Seúl, será expulsado en los próximos días.
Desde ahora se prohibe el paso de barcos y aviones surcoreanos a través del espacio territorial del Norte. Esta última decisión ya ocasionó el cambio de rutas de los vuelos aéreos que comunicaban Seúl con Moscú.
Por su parte, Lee Myung-bak anunció para este jueves ejercicios militares anti submarinos en el Mar Amarillo. En ellos participarán diez buques de guerra, lo que se considera el evento más provocativo en medio de la crítica situación.
Mientras Seúl insiste en imponer nuevas sanciones contra su peligroso vecino, Pyonyang no acepta las conclusiones de la comisión internacional sobre las causas del naufragio del 26 de marzo. Califica de “farsa” la investigación del hundimiento de Cheonan y niega todo tipo de responsabilidad. Los norcoreanos insisten en la versión de que fueron los norteamericanos quienes torpedearon la corbeta de su aliado como un acto premeditadamente planeado para encender el conflicto.