El ingeniero de tecnologías de la información Bryan Seely detectó en el servicio Google Maps un fallo que permite marcar ubicaciones de negocios falsas en cualquier lugar del mapa, según informa ValleyWag.
Bradley creó ubicaciones falsas para la oficina del FBI en San Francisco y la del Servicio Secreto en Washington y les atribuyó números telefónicos que le pertenecían a él, a pesar de que desviaban las llamadas a las agencias oficiales. Como Google Maps no comprueba la autenticidad de los datos que indican los usuarios, el sistema registró automáticamente esas dos ubicaciones, de manera que cualquier persona que buscara en Google la dirección de las mencionadas organizaciones de seguridad obtenía como resultado de la búsqueda datos falsos, entre ellos los números de teléfono proporcionados por Seely.
De esa manera el ingeniero pudo interceptar dos conversaciones telefónicas de una mujer y un hombre que llamaron al FBI y al Servicio Secreto de Estados Unidos, sin que la escucha levantara las sospechas de los ciudadanos ni de los agentes. Seely afirma que su acción no tenía ninguna intención criminal, sino que quería demostrar que un delincuente puede obtener información de cuentas bancarias y otros datos personales de ciudadanos que llaman a los números de teléfono que aparecen en Google, y que cualquiera puede hacerse pasar por el empleado de un banco o de una empresa con la identidad suplantada.