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Protesta de judíos ultraortodoxos contra la ley que les obliga a servir en el Ejército
Cientos de miles de ultraortodoxos han protagonizado la llamada 'marcha del millón de hombres' con la que muestran su rechazo por la nueva ley de alistamiento que, por primera vez, les obliga a servir en el Ejército.
Bajo el lema "Congregación de oración y protesta", los principales rabinos ultraortodoxos del país lograron movilizar a miles de estudiantes de seminario que se oponen a la cuota de alistamiento en su comunidad, ligeramente superior a los 5.000 soldados.
Ataviados con chaquetas largas y negras y tocados con sombreros, el traje tradicional de los ultraortodoxos, los manifestantes recorrieron las calles y avenidas de la ciudad, bloqueando el tráfico, mientras portaban pancartas con lemas como "No vamos a entrar en el Ejército".
"Netanyahu es como Asuero, un rey tonto", dijo el diputado Israel Eichler, del partido Judaísmo Unido de la Biblia, haciendo referencia al monarca persa que reinó en el siglo V a.C. y que se dejó convencer por su primer ministro, Hamán, de la necesidad de acabar con los judíos.
Los ortodoxos se quejan de que Netanyahu se ha dejado llevar por las presiones de otros partidos en su coalición para decidir que los estudiantes de seminario deban ser alistados como el resto de la población israelí.
De ser aprobada, la ley acabaría con el privilegio de exención del servicio militar del que ha gozado la comunidad ultraortodoxa desde la fundación del Estado de Israel en 1948. Las comunidades laicas consideran este privilegio discriminatorio.
Ataviados con chaquetas largas y negras y tocados con sombreros, el traje tradicional de los ultraortodoxos, los manifestantes recorrieron las calles y avenidas de la ciudad, bloqueando el tráfico, mientras portaban pancartas con lemas como "No vamos a entrar en el Ejército".
"Netanyahu es como Asuero, un rey tonto", dijo el diputado Israel Eichler, del partido Judaísmo Unido de la Biblia, haciendo referencia al monarca persa que reinó en el siglo V a.C. y que se dejó convencer por su primer ministro, Hamán, de la necesidad de acabar con los judíos.
Los ortodoxos se quejan de que Netanyahu se ha dejado llevar por las presiones de otros partidos en su coalición para decidir que los estudiantes de seminario deban ser alistados como el resto de la población israelí.
De ser aprobada, la ley acabaría con el privilegio de exención del servicio militar del que ha gozado la comunidad ultraortodoxa desde la fundación del Estado de Israel en 1948. Las comunidades laicas consideran este privilegio discriminatorio.
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